"El pollo Arturo estaba incómodo dentro de su
huevo. Había crecido tanto que aquel cuarto se le hacía pequeño...
Dentro
de la cáscara, Arturo se sentía a salvo, pero estaba muy apretujado. Ya no
cabía en aquel cálido cuarto de paredes blancas, así que no le quedó más
remedio que salir de allí. Descubrió entonces que habitaba una parte muy
pequeña de un mundo enorme y desconocido que se abría ante sus ojos
sorprendidos y curiosos."